Bb bb u ee nosss Dídiaasss brrrr!

diciembre 2, 2008 de valeriatittarelli 2 comentarios

Ay, ¡que fríoooooo! Llevo media hora en la oficina y ni me he quitado aún el abrigo. La noche de ayer fue bastante más gélida, pero menos mal que las señoras encargadas de la lectura de relatos en el Café Piaf, aumentaron en gran medida la temperatura del local. Y es que sí, tanto Mercedes Prieto como May Garrido, socias fundadoras y por lo tanto integrantes de la Asociación Literaria «Vivero de Relatos» (grupo que cada quince días se reune para escribir, debatir, corregir y leer sus obras), nos narraron algunos escritos subiditos de tono. Os dejo una muestra para que os hagáis una idea y desde aquí, nuevamente doy la enhorabuena a la Asociación Pura Vida por la iniciativa que mantienen.   

NO PRONUNCIARÁS EL NOMBRE DE DIOS EN VANO (May Garrido Basterrechea)

Las ursulinas me enseñaron el valor del sacrificio, la entrega diaria de rodillas cubierta con un velo de tul negro. Aprendí el camino de la salvación, a cumplir los mandamientos divinos desde los cuatro años. Sólo puedo agradecérselo, si no fuera por ellas, yo no sentiría este placer absoluto y fatal cada vez que cubro mis pechos y mi sexo con tul negro ribeteado de encajes, y pronuncio el nombre de Dios mientras agito con furia mis caderas debajo de cualquier hombre. No es en vano, como mínimo son ciento cincuenta euros.

 

TIERRAS VOLCÁNICAS    (Mercedes Prieto Jaén)

Había decidido dejar enfriar su caldera para siempre. Después de un terrible divorcio, Carmen, no quería ni oir hablar de subir la temperatura de su cuerpo. Hasta que conoció a José Manuel: fue verlo con su boca de infierno, su hoyo en la barbilla y entrar en ebullición. Ya no le importaba haber tenido que ir al congreso de geólogos. A partir de ese momento intentó, por todos los medios sentarse a su lado, acercarse con la menor excusa, con tal de que la caldera de vapor de José Manuel empezase a hervir. Hasta que consiguió quedar a solas con él. Fueron a un restaurante y durante la cena sus fumarolas no dejaron de humear. Después decidieron bailar: allí empezaron los besos apresurados, impacientes recorridos por sus cuerpos… hasta que tuvieron que salir corriendo a coger un taxi para llegar al hotel. La lava estaba a punto de salir de sus respectivos cráteres. De un momento a otro iba a producirse la erupción.

A la mañana siguiente, Carmen estaba muy contenta: su volcán no volvería a estar inactivo.