¡Muy buenos días!
Hoy algo más de frío, ¿verdad? ¿Pero qué me decís de ese solecito que brilla hoy en Granada? Fantástico, acogedor, precioso, parece hecho a propósito para despedir a Enrique Morente. La capilla ardiente se instalará en el Teatro Isabel La Católica a partir de las 12.00h. Un último adiós a un grande. Algunos de los que se acercarán por allí serán Luis García Montero (que leerá poemas de García Lorca) y Laura Lorca (que hará lo propio).
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Así, como quien no quiere la cosa… estamos en Navidad. Y comienzan a llegar felicitaciones de parte de los amigos. Por ejemplo, ésta de Ángeles Prieto Barba, con dedicatoria y tó:
Para mis amigos más queridos, Muy Feliz Navidad, con un pequeño cuento improvisado. Un poco de edulcorante navideño después de un año de vampiros, hombres lobo, hombres del saco, brujas, rubalcabas, momias, zombies, destripadores, trepanadores, controladores, alarmistas de toda laya y múltiples recortes sociales.
CUENTO MARINO DE NAVIDAD
Desde que la informática se adueñó del tiempo, y tantos amigos nuestros extraviaron sus vidas felices pendientes de una pantalla, nosotros decidimos reunirnos por la tarde todos los fines de semana. Y así seguimos acudiendo Norberto, Luis, Ángel y yo, de viernes a domingo, a la esquina izquierda del mirador de la playa como adoradores de Atón, atentos al último fulgor del sol escondiéndose en las aguas, mientras conversábamos de lo humano y lo divino, nuestras grandezas sin reconocer y el largo memorial de agravios que la sociedad merecía por no tratarnos como debiera, mientras esperábamos un rarísimo rayo verde en aquellas puestas, ese que anunciara el fin de nuestras desgracias. Pero durante la primera temporada, nunca olvidaremos que una viejecita descuidada y febril, a la siempre precedía un intenso olor a algas, nos acompañaba silenciosa en el espectáculo desde su silla de ruedas, arrebujadas las piernas en una manta. Anciana absorta que nunca hablaba, más bien se limitaba a sonreír mientras dirigía su mirada al horizonte y rara vez se fijaba en nosotros, ni tampoco participaba en nuestras conversaciones, salvo aquel día de diciembre en que Norberto, con motivo de su cumpleaños, apareció con una bandeja de pasteles navideños e irresistibles, con perfume a manzanas. Aunque tras ofrecérselos, aquella mujer aceptó coger uno para apenas mordisquearlo, despidiéndose luego de nosotros muy apresurada.
Es sólo que tres fines de semana después de constatar su ausencia y bromear sobre los dulces caseros de Norberto, pues acaso, con sus sabores intensos, espantara a la buena señora, que apareció Ángel demudado mostrándonos, al otro lado del arrecife, una silla de ruedas abandonada, con una manta encima, sobre la arena seca. Simple casualidad, señaló Norberto, restándole importancia, para asombrarse más tarde al descubrir que había cuatro pequeñas caracolas blancas justo sobre la esquina izquierda del mirador donde con ella nos encontrábamos. Y de inmediato cada uno de nosotros las agarramos, acercándonoslas a la oreja para así escuchar con las mismas no nuestras quejas, sino un oleaje intenso, aunque Norberto también perjurara haber oído una sola palabra: gracias. Caracolas que nos distrajeron ese día de contemplar la hermosa puesta de sol, con rayo verde incluido, y que se convirtieron muy pronto en nuestros fetiches inseparables, porque fue justo en la siguiente semana que Norberto logró publicar su primer libro, Luis conoció a su novia, a Ángel dejó de dolerle el costado y yo encontré trabajo, felices circunstancias que, con sorpresa y carcajadas, muy contentos celebramos. Aunque de la anciana, nunca más supimos.
Es por ello que, desde que la informática se adueñó del tiempo de los otros, nosotros seguimos reuniéndonos en la playa esta vez para buscar sirenas. Aunque también creemos en las hadas.
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Más Navidad. Éstas… pelín más macabras, jajaja. Mensaje de nuestro barbas, Julián Sánchez Caramazana:
¡¡¡¡FANTASÍA
TERROR
CIENCIA FICCIÓN
MIEDO…!!!!
MICROCUENTOS…
UN INVIERNO SANGRIENTO Y MACABRO PARA LECTOR@S DEPORTISTAS DE RIESGO, AVENTURER@S Y VIAJER@S
VENIDOS DEL MIEDO (Ed. Páginas de Espuma)
PEDIDOS E INFORMACIÓN SOBRE OFERTAS Y OTROS TÍTULOS DEL AUTOR:
EJEMPLAR FIRMADO PERSONALMENTE. 15 euros + 5 euros de gastos de envío por correso postal urgente (ingreso en nº de cuenta que se facilitará y envío después de dicho ingreso).
EJEMPLARES A PUNTOS DE VENTA ONLINE, LIBRERÍAS Y TIENDAS ESPECIALIZADAS: 20% EN CONCEPTO DE MARGEN.
Julián Sánchez
TFNO: 629 007473
MAIL: jsperiodista@telefonica.net
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Y ya que vamos de cuento y de cosas que ocurren en Navidad, hoy os dejo uno mío, para que no se diga. Espero que lo disfrutéís:
Es evidente que me estás buscando las cosquillas, siseo mientras me fijo cuidadosamente en las diez chicas que tienes agregadas en tu caralibro.
La cosa tiene miga. O sea, que tienes la invitación para “ser mi amigo” desde hace una semana. Y no me admites. Pero el número de amiguitas que figura en tu perfil, sigue subiendo. Llámala intuición femenina, será sexto sentido o que mi ángel de la guardia está en acción, pero esa tal Liliana me tiene mosca. No tanto por lo guapetona que es, (que lo es la muy…), sino porque nunca me has hablado de ella, ni de refilón. Es una jodienda que no pueda ampliar su foto. La curiosidad me corroe. De la fea, de la malsana. Porque yo quiero saber. A ver, para empezar … ¿porque ellas están y yo no?. Está claro que novios no somos. Pero tampoco amigos-tema … ¿o sí?. ¿Los follamigos se van de compras juntos? ¿planean viajes? ¿compran un décimo de lotería de Navidad a medias a ver si les toca?. No, no somos de eso. Quizás seamos solo amigos, compartamos sábanas de vez en cuando y nos tengamos cierto cariño.
Pero es que amigos-amigos pues no, tampoco. Y te explico el porqué. Si fuera una buena amiga tuya, yo estaría en el facebook de las narices. No tendrías nada que ocultarme.
Además el tema es más peliagudo aún. Resulta que yo a esta historia virtual llevo apuntada desde hace meses. Lo típico, te invita una amiga y estás obligada a crearte el perfil, puse cuatro chorradas y ni me acordaba. Aquí está el quid de la cuestión. Fuiste tú, ¡sí!, tú, a preguntarme cómo iba el tema. Y eso, que me lo recordaste y me puse manos a la obra, actualicé mi perfil y te invité.
A ti el primero, claro. Imagínate la cara que se me quedó cuando la pantalla me dice que no puede ser. Que tú ya eres chico caralibro. Que como mucho te van a mandar un mensaje informándote de que quiero ser tu amiga. A estas alturas. Después de ocho meses. Sí, hemos tenido tiras y aflojas. Subidas y bajadas. Pero coño, Fran, ocho meses son ocho meses, ¿no?
Mal, muy mal que me quedo, claro. El siguiente paso es inevitable. Estás tú, pero ¿quién te acompaña? Y claro, no seré tu amiga, pero ese dato sí que lo suelta el invento del demonio ese. Y la primera, pero la primerica que me llama la atención es Liliana. Morenaza, sonrisa preciosa, labios carnosos … Dejo pasar los días. Bueno, uno solo, porque a la mañana siguiente vuelvo a mirar quién anda por tus amistades virtuales. Liliana sigue allí, ella, tan bella. Se han añadido un par de chicas más, pero, mira lo que te digo: que no me preocupan ni mijita. Pero Liliana … esa sí, que sí.
Quiero saber. Quiero que me admitas. Quiero leer qué leñes escribes en su pared, digo en su muro. Y, en caso necesario, desmonorarlo, ladrillo a ladrillo.
Porque aquí o allí, vamos, en la pantalla, hay tomate. Fijo. A mí la intuición no me falla.
Dejo pasar otro día. Sigues sin admitirme y ella sigue ahí, burlándose en mi cara con esa sonrisa pícara, como diciendo .. ¿jode, eh? La madre que la parió. Ella está, comparte algo contigo, mi amor. Y a mí me estás excluyendo. Malvado. Pérfido. No tienes corazón.
Al séptimo día la neurosis ha llegado a límites insospechados. Me tienta la idea de incurrir en delito. Bueno, a lo mejor si me pillaran sólo me pondrían una multa. ¿Y qué es una pequeña sanción comparada con la adrenalina de poder saber qué me ocultas de la tal Liliana? Me pongo a ello. Me creo un perfil nuevo en facebook. Como un tío, claro. Me invento un nombre, pongo una foto de Hugh Grant, indico estudios, procedencia, edad. Lo preparo todo. Busco a Liliana en la red. Encontrármela ahí me satisface tanto como un microrgasmo. Pero la chavala es lista y al ponerla en google sólo aparece su perfil, que es privado, pero nada más. Le escribo un mensaje. Algo así como: “hola, que tal, me apetece tener una linda amiga venezolana”. Ah, claro, he averiguado sin saber ni como, que la chica vive en Caracas. Y que es locutora de radio. Y que tiene 29 años, nueve menos que yo. Releo el mensaje una y otra vez. Es bastante light, seguro que ella ni responderá, me digo. Ha pasado ya una semana desde que intenté que fueras mi amigo, Fran. Tiempo suficiente para que tú te hubieses decidido a admitirme. ¿En qué estás pensando?
Mi mano derecha comienza a titubear encima del ratón del ordenador. Mi dedo corazón no hace más que darle a la ruedecilla, arriba y abajo. La tentación de tener algún tipo de contacto con Liliana es muy fuerte. Quiero conocerla, saber más. Si está en Caracas o aquí, en mi ciudad. Si es que vino de vacaciones y ya se fue. Cuanto tiempo ha pasado contigo, mi amor, mientras yo te compraba los regalos de Navidad. Si habéis respirado juntos alguna noche.
El dedo índice está febril. Quiere que pinche en la casilla de enviar. Me lo pienso. Si lo hago no hay vuelta atrás. Te necesito. Necesito que seas tú quien me informe sobre ella. Pero no me dices nada. Maldito facebook. Maldita Liliana. Maldito tú.
Descarto el mensaje, lo dejo en borradores. Prefiero no saber. Opto por esperar un poco más. Elijo creerte honesto. Creo que te mereces que crea en ti. Que no sospeche. Que no investigue. Pero qué ganas, qué ganas tengo de saber.
En ese momento me llaman del salón de estética, consiguiendo que deje de pensar en ti, durante algunos breves segundos. Pero al otro lado de la línea no hay buenas noticias. Resulta que tú, amor, le has dado el bono de rayos uva que te regalé en nochebuena a Liliana. Y mi amiga, la dueña del centro, me pregunta si estoy al tanto. Claro que sí, le digo. Es una amiga de mi Fran, de mi amor. No necesita autorización.
Envío el mensaje.
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Me despido por ahora con el anuncio de Freixenet. Que me ha gustado a mí ese «cuando menos lo piensas, sale el sol». http://www.freixenetshakira.com/
PD: hoy, más que nunca, no os olvidéis de sonreír.