Mirad qué contenta estoy ce matin:
Es lo que tienen los viernes … que suponen el preámbulo de días de asueto, tertulia, fiestecilla, amistades renovadas y por hacer… ¡Benditos venerdì!
Además, este fin de semana es también fin de mes, así que ¡yuppi! nómina al canto …
Hablando de otra cosa. Mensaje de la Librería 3 Rosas Amarillas:
La Editorial Salto de Página y la Librería tres rosas amarillas tienen el placer de invitaros a la lectura de relatos y firma de ejemplares con Jon Bilbao, autor de «Como una historia de terror», obra ganadora del Premio Ojo Crítico de Narrativa 2008.
Os esperamos el martes 2 de diciembre en Tres rosas amarillas (San Vicente Ferrer, 34), de 20:00 a 22:00 horas.
Leído en www.premiosliterarios.com
DIARIO METRO, 17 de noviembre de 2008
Fernández Cubas reúne más de 25 años de escritura en «Todos los cuentos»
Carmen Sigüenza
La escritora catalana Cristina Fernández Cubas, considerada una maestra del relato, género con el que ha cautivado a una inmensa corte de lectores fieles, ha reunido más de veinticinco años de escritura en «Todos los cuentos», un volumen con todos sus relatos además de uno inédito, «El faro», homenaje a Alan Poe.
Fernández Cubas (Arenys de Mar, 1945) empeñada en descubrir los misterios de la vida cotidiana, las apariciones que alteran el aparente orden diario o la cara más real de los sueños, siempre ha sido una escritora independiente y la ido bien con ello, pues desde que en 1980 publicase «Mi hermana Elba» no ha parado de cosechar el éxito y el respeto de la crítica y publicó.
Así, ahora, la editorial que apostó por ella desde el principio Tusquest, ha reunido veinte relatos procedentes de cinco libros: «Mi hermana Elba», «Los altillos de Brumal» (1983), «El ángulo del horror» (1990), «Con Agatha en Estambul» (1994) y «Parientes pobres del diablo» (2006).
«Habitar espacios a los que no se ha tenido acceso, rescatar ambientes, y, sobre todo, viajar hacia infinitos lugares, algo que sólo te permite la literatura, ha sido siempre mi intención», explica a Efe Fernández Cubas.
Este deseo que ha alimentado tanto los relatos como las novelas de esta escritora, recorren este volumen, en el que no sólo queda patente la coherencia de una carrera literaria sino todo el recorrido sentimental de la autora, unida desde 1970 al escritor, ya fallecido, Carlos Trías, y miembro de aquella generación de escritores y editores catalanes, acuñados a orillas del mediterráneo, con ansias de libertad y de comerse el mundo conocidos como «La gauche divina».
«Estoy muy contenta con el libro, pero tengo un sabor agridulce, porque al repasarlo también veo a las personas que han pasado por mi vida, las que están y las que no están», precisa Fernández Cubas, que dedica el volumen a Carlos Trías, quien mandó su primer manuscrito a Beatriz de Maura, directora de Tusquets.
La cita de Pascal que abre el libro: «la suprema adquisición de la razón consiste en reconocer que hay una infinidad de cosas que la sobrepasan», resume «a la perfección, sin más», en opinión de la autora, todo el espíritu de su escritura, que es un canto a la imaginación, y del libro.
«Esta idea de Pascal ejemplifica la situación fronteriza en la que me encuentro, entre lo conocido y lo no conocido, y lo dice Pascal, que es un hombre de ciencia. Me gusta lo cotidiano, lo misterioso, el lugar donde no llega el ojo; el misterio de la vida», argumenta esta autora, a la que desde niña sus hermanos mayores la cautivaban contándole cuentos de Edgar Alán Poe.
De ahí que haya querido incluir en este libro un regalo en forma de ejercicio literario consistente en dar continuidad al relato de Poe «El faro», con el que se cierra este libro.
«En realidad -aclara-, no fue una idea mía sino de la editorial Altera que había encontrado un texto inconcluso de Poe y nos pidió a unos escritores que lo termináramos. Me fascinó la idea, aunque era un asunto tremendo, pero en Santander viendo aquel mar, de repente, lo vi claro, y lo he querido meter en esta colección.
Cristina Fernández Cubas, para quien el mundo de los sueños es una herramienta fundamental, no quieren ni oír hablar de la tan traída y llevada crisis del cuento.
«Me niego a hablar de eso. El cuento es un género en si mismo, que requiere algo más de atención por parte del lector, sugiere más que dice en muchos casos y goza de excelente salud. Hay grandes editoriales que se dedican sólo a eso y autores maravillosos a ambos lados del Atlántico», concluye.
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Este artículo también lo he leído en www.premiosliterarios.com. Os dejo un extracto solamente, pues es bastante largo. Si alguien quiere continuar su lectura, que se pronuncie.
EL COMERCIO, 18 de noviembre de 2008
Charla impartida por el escritor y colaborador de EL COMERCIO> Nombrar lo innombrable
por Ricardo Menéndez Salmón
I
Así como existen muchas formas de escribir, tantas en realidad como miradas se pueden arrojar sobre la realidad, así también existen múltiples modos de referirse al hecho literario, múltiples modos de intentar comprender en qué consiste, qué subyace bajo esa intuición compartida, qué significa esa constante interpelación que definimos bajo el rótulo literatura.
Julia Kristeva definió la literatura como un movimiento aporético, como el intento por aproximarse hacia una meta que jamás se alcanza, como la aspiración hacia una finalidad constantemente defraudada.
Esta tesis académica, tan profunda como bellamente enunciada, aunque intuitivamente compleja, parece pensada más para escritores que para lectores. Kristeva presenta al autor como un Sísifo que acarrea, una y otra vez, la piedra del lenguaje a una ladera por la que indefectiblemente acabará rodando. La realidad se deja tematizar, pero no se deja esclerotizar; la realidad se deja interrogar, pero sus respuestas son siempre parciales, fallidas, truncadas. La realidad se deja cercar, pero no se deja cazar. La literatura no es una red que podamos aplicar sobre el mundo. Por muy fino y estrecho que sea el diámetro de sus losanges, siempre habrá peces que se escapan. Y como bien sabían los capolavoro renacentistas, Dios está en los pequeños detalles, así que, en ocasiones, es posible que los peces más pequeños sean también los más jugosos.
Al otro lado del espectro, Josep Pla escribe algo similar a Kristeva pero con una prosa llana, prístina, destinada a evocar en la conciencia del lector la evidencia de la dificultad ínsita al acto de escribir. Pla no parece estar escribiendo aquí para sus colegas de vocación, sino para quienes acceden acríticamente al placer y misterio de la lectura.